lunes, 21 de septiembre de 2009

PROTOCOLO 2 (MORIN)

Considero pertinentes la creación de estos siete saberes para la educación. Son un arma poderosa para la enseñanza y lo que es mejor, para enseñar a una escala superior, en donde conceptos de respeto, reconocimiento, cuidado, ayuda, entre otros, son los ejes centrales de este tipo de educación. Ahora bien, ¿cómo podríamos empezar por enseñar estos siete saberes? ¿Qué tendría que hacer el profesor? ¿Quién serían los encargados de promover este tipo de políticas? Son preguntas difíciles de responder ya que la educación, desafortunadamente, se ha convertido en un arma política. Los países industrializados lo saben y por esa mima razón, evitan que este tipo de políticas puedan instaurarse en nuestro sistema educativo.

¿Entonces estamos condenados por otros pueblos a prevalecer bajo la manta de la ignorancia? El hombre no se interesa por el otro, el único interés del hombre es el dominio absoluto. Los países tercer mundistas sólo creen en el dominio de las naciones menos favorecidas. A veces es necesario poner en dunda tanta iluminación, y me refiero a los siete saberes, porque por detrás de esta algo puede ocultarse algo... Creemos que el maestro tendría que reconocer su trabajo y a los estudiantes. Ya que las políticas nacionales no ayudan, él mismo debe hacerlas en el aula y con los estudiantes con quienes trabaje. Los sietes saberes son una herramienta para que el hombre vuelva a su esencia más natural. Una ayuda para tratar tanta ilusión que hay a nuestros alrededores, para aprehender un conocimiento pertinente, adecuado para las necesidades de nuestra sociedad, y sobre todo, no limitado. Estos siete saberes son necesarios porque ayudan al reconocimiento de los otros, valor que se ha perdido por un oscuro abismo; reconocimiento que le asigna un valor, no material, a la misma raza, al mismo hombre. El planeta se destruye y con él nos destruimos nosotros, es por eso que también se debe crear una cultura de cuidado permanente hacia nuestro planeta para que así, las futuras generaciones puedan vivir cómodamente, sin tropiezos y angustias. Por otro lado, el enseñar una ética del hombre, ayudaría a comprender nuestra propia naturaleza, nuestros propios miedos y nuestros propios placeres. En conclusión, si estos siete saberes se implementaran en la educación colombiana, tendríamos la certeza de que esta educación poco a poco empezaría a cambiar. Pero es necesario dejar claro que si nuestros gobernantes no ponen de su parte, y empiezan por promover estas políticas, el país no va a llegar a ningún lado.

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